Cammesa licitó la adquisición de gas para centrales térmicas bajo la modalidad de contratos interrumpibles para el período septiembre-diciembre de este año. Serios inconvenientes en el sistema informático empleado por MEGSA. El precio promedio de las ofertas fue de US$ 3,69 por MMBTU, un 13% más barato que el precio actual.
El gobierno concretó ayer la primera subasta para comprar gas para el sector de generación eléctrica. Por instrucción de Cammesa, la empresa que administra el mercado eléctrico mayorista (MEM) y mantiene desde épocas kirchneristas el monopolio para comprar el combustibles para usinas térmicas, se licitó en el Mercado Eléctrónico del Gas (MEGSA) la adquisición de gas bajo la modalidad de contratos interrumpibles (que no contemplan cláusulas de deliver or pay para el productor). En un principio, se pensó en realizar dos subastas en simultáneo, una en firme (despacho obligatorio de gas) y otra interrumpible. Pero finalmente se optó por avanzar sólo con esta segunda opción.
El proceso arrojó una —esperable— buena noticia para el gobierno: una significativa reducción de los precios del gas en boca de pozo que consume el parque de generación eléctrica. Se recibieron, en total, más de 400 ofertas (se estableció un módulo mínimo de propuesta de 50.000 metros cúbicos diarios de gas) por parte de las empresas productoras. Participaron YPF, Pan American Energy (PAE), Total, Wintershall, Tecpetrol, Pampa, Pluspetrol y el resto de productoras y algunas comercializadores de gas.
El precio promedio de las ofertas fue de US$ 3,69 por millón de BTU, un 13% menos que el precio actual de 4,20 dólares, definido de forma discrecional por el Estado a través de la resolución 46/2018, publicada el 31 de julio pasado, del entonces Ministerio de Energía. Pero si se toman las 50 mejores ofertas recibidas, que en conjunto suman cerca de 35 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) de gas, el precio medio fue de 3,41 dólares, un 19% menos que el precio de hoy en día.
Se registraron ofertas con mejoras más sustancionales del precio de venta. Por ejemplo, una empresa (con excepción de MEGSA y del involucrado nadie conoce el nombre de cada oferente) propuso inyectar 5 MMm3/día de gas al sistema de la cuenca Neuquina a US$ 3,34 por millón de BTU, un 25% más barato que el precio fijado por la regulación.
Para el hoy secretario del área, Javier Iguacel, es una noticia auspiciosa porque la baja del precio del gas repercutirá en una reducción del costo real de generación de energía y, por ende, contribuirá a amortiguar, en parte, el próximo salto de las tarifas residenciales de electricidad, previsto para noviembre.
La rebaja de los precios era previsible. Cammesa licitó la compra de gas para el período septiembre-diciembre de este año. Por cuestiones estacionales, son los meses en los que sobra gas en el sistema argentino, por lo que el precio spot se reduce. Como ya pasó la peor parte del invierno en los grandes centros urbanos, las estufas comienzan a apagarse y el consumo residencial de gas decrece. Al mismo tiempo, las temperaturas son aún medianas por lo que no es necesario encender los aire acondiciones. Por consiguiente, la demanda de gas de las usinas térmicas en el período es baja. Por eso, entre las productoras descontaban un recorte del precio de venta de gas, máxime cuando, a partir del desarrollo del yacimiento de shale gas Fortín de Piedra (que en agosto se convirtió en el mayor campo de gas de la Argentina), se empezaron a registrar saldos excedentes de gas en el mercado argentino (todavía más porque, a raíz de la recesión, la demanda industrial se presenta alicaída).
Inconsistencias técnicas
Desde lo técnico, el proceso de subasta registro severas desprolijidades. El inicio de la licitación estaba previsto para las 10 de la mañana de ayer y el cierre de la presentación de oferta sería a las 12 del mediodía, dos horas más tarde. El proceso empezó a la hora prevista, pero a los pocos minutos se registraron inconvenientes para loguearse e ingresar al sistema virtual de ofertas de MEGSA. Por tal motivo, la subasta se suspendió a eso de las 11 y se relanzó a las 14. Sin embargo, los problemas técnicos no cesaron.
Las petroleras habían calculado que la realización de cada oferta demandaría unos 15 segundos. El aprovechamiento del tiempo es una de las claves de una subasta de este tipo, dado que durante los últimos minutos del plazo de cierrela competencia se acentúa vertiginosamente en el afán de ofrecer los precios más bajos y resultar victorioso. La precariedad del sistema informático empleado dificultó esa tarea. Las petroleras tardaron, en ocasiones, más de cinco minutos para concretar cada operación. Incluso hubo empresas que se quedaron sin poder ofertar por la debilidad del sistema. “Habíamos trazado una estrategia de ofertas que, lógicamente, nos obligaba a ser más agresivos hacia el final de la subasta. Pero por los problemas para cargar las propuestas terminamos ofertando a ciegas sin conocer los precios del resto”, explicaron a EconoJournaldesde una empresa. Se trata, sin duda, de un aspecto a mejorar de cara las próximas licitaciones que se concreten bajo la órbita del MEGSA.
Por Nicolas Gandini
Con una mejora de precios de hasta 30%, se subastó la compra de gas para usinas